martes, 9 de agosto de 2011

Una bufanda (como disparador)...


Sin tocarnos...
Se inicia un rito de alientos y miradas...
Cuerpos lindantes...
Reverencial pasión...

Componemos una sensual intimidad
que raya con locas fantasías...
Y en un compás de latidos sexuales,
combinamos entrantes con salientes...
Hechizados...

Renunciamos a la sensatez,
y en una sed tribal
de colosal fuerza erótica,
exploramos húmedos huecos
y vehementes relieves...
Gloriosos...

Tu piel en mi piel
transitando la urgencia...
Y en un grito impúdico,
opulento y feliz...
Cascadas de cristal líquido
nos devuelven
a la diáfana cotidianeidad...
Dichosos...